No busques atención, busca impacto.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés aquí.

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A todos nos gusta tener atención. Parece que todos gritamos al mismo tiempo, y parece imposible escuchar entre la conmoción.

Reconocemos el problema, pero solo aceptamos que “así son las cosas ahora”.

Sin embargo, las cosas no tienen que ser así. Esa urgencia por constante atención es un problema humano, no solo un asunto del siglo 21. ¿Cómo evitamos volvernos parte del ruido? Hay 2 cambios de mentalidad que serán de ayuda.

Sé la diferencia, no el punto

Jesús hizo muchos milagros dignos de portada, pero después de hacerlos daba instrucciones a los que sanaba. Cuando le dio la vista a dos ciegos les dijo: “qué nadie sepa sobre esto” (Mateo 9:30)

¿Por qué querría esconder su milagro? Cambiar el curso de la vida de alguien y mantenerse en silencio, es muy opuesto a lo que cualquier persona normal haría. Jesús no andaba buscando atención. Él simplemente quería hacer un impacto en esas vidas necesitadas.

Cuando tomas una buena obra y la andas contando a los demás, la obra se convierte en propaganda en lugar de servicio desinteresado. En lugar de hacer la diferencia, haz hecho de ti mismo el punto.

Cambia tu postura

En la vida podemos vivir con puños cerrados o manos abiertas. Un puño cerrado significa deseo de control y falta de fe. Las manos abiertas significan un corazón de siervo, una fe manifestada en el hablar del Espíritu Santo.

No hay nada de malo en ser notado y reconocido o que tu nombre brille bajo las luces, excepto cuando eso te importa más que ayudar a esas personas que están frente a ti.

Impúlsate a amar a otros. Abre tus manos. Busca hacer la diferencia. Y en el proceso, encontrarás que un nuevo camino se abre entre esta cultura en busca de atención.