Experimentar a Dios

Lo que necesitamos saber, por supuesto, no es que Dios existe, ni que detrás del brillo de las estrellas hay una inteligencia cósmica que lo mantiene todo en movimiento, sino que hay un Dios justamente aquí, en nuestras vidas del día a día, que quizás no esté escribiéndonos mensajes sobre sí mismo en las estrellas, sino que de algún modo intenta enviarnos mensajes que pasen la barrera de nuestra ceguera, a medida que nos movemos con el barro hasta las rodillas en este fragante pantano de miseria y maravilla que es el mundo. No la prueba objetiva de la existencia de Dios. No es eso lo que necesitamos, sino la experiencia de la presencia de Dios. Este es el milagro que buscamos en verdad y es también –creo yo- el milagro que realmente recibimos. 

[ The magnifcent defeat por Frederick Buechner, citado en El evangelio de los andrajosos, p. 78]